

La actual popularidad de ciertos géneros musicales como el reguetón o el trap ha hecho que se ponga el foco en un efecto de sonido cargado de polémica. Nos estamos refiriendo al uso del autotune al que hoy queremos dedicar este artículo contándote qué es, en qué momento hace su aparición en escena y, lo más importante, si se está abusando de su uso en exceso.
¿Qué es el autotune?
El autotune es un efecto digital para corregir la voz humana que muchos profesionales de la música conocen también como “efecto Cher” por ser una de las primeras cantantes en popularizar su uso.
Sus orígenes, si no los conoces, te sorprenderán ya que el autotune fue una herramienta creada en 1997 por el ingeniero Andy Hildebrand para interpretar datos generados por las ondas sísmicas y localizar así yacimientos de petróleo. ¿A qué nunca lo hubieras imaginado?
Sin embargo, este ingeniero apasionado de la música decidió aplicar parte de la tecnología que había creado al ámbito del procesamiento musical con el objetivo de ajustar las tonalidades de las voces, permitiendo a los artistas alcanzar notas perfectas sin necesidad de tener que realizar múltiples tomas cuando estaban en los estudios de grabación.
Muy pronto, las compañías discográficas apreciaron las ventajas del uso del autotune y lo convirtieron en un recurso bastante habitual para corregir y conseguir ciertos efectos vocales. Por eso, para muchos, el autotune no es un efecto “tramposo” para mejorar la forma de cantar, sino una evolución de los sintetizadores pero aplicado a la voz humana.
La polémica del uso del autotune (o más bien del abuso).
La polémica alrededor del uso del autotune comenzó a intensificarse a principios del siglo XXI cuando los artistas empezaron a utilizarlo no solo como una herramienta correctiva, sino también como un efecto estilístico.
Como te decíamos, uno de los primeros y más notorios usos artísticos del autotune fue la canción «Believe» de Cher en 1998, donde su voz adquirió un timbre robótico y distintivo. Este uso del autotune transformó la percepción pública de este efecto, pasando de ser una herramienta de corrección discreta a un elemento central en la producción de ciertos géneros musicales para conseguir unos resultados muy concretos (y artificiosos).
El debate sobre el autotune se centra en varios aspectos. En primer lugar, muchos críticos argumentan que el autotune se utiliza en exceso, lo que provoca una pérdida de autenticidad y habilidad vocal en la música moderna. Artistas como T-Pain y Kanye West han sido criticados por su uso intensivo del autotune, aunque también han defendido su utilización como una forma de expresión artística. T-Pain, por ejemplo, ha argumentado que el autotune le permite explorar nuevas dimensiones de su voz que de otro modo no serían posibles.
¿En qué géneros musicales se usa más el autotune?
El abuso del autotune se ha vuelto particularmente relevante en géneros como el pop, el hip hop, el trap y el reguetón. En el pop, artistas como Britney Spears y Katy Perry han usado autotune para crear voces impecables y pulidas.
En el hip hop y el trap, el uso del autotune ha sido adoptado por muchos raperos y cantantes, convirtiéndose en un sello distintivo del género en la década de 2010. El reguetón, con su enfoque en ritmos pegajosos y voces melódicas, también ha recurrido al autotune, con artistas como Bad Bunny utilizando la tecnología para crear sus característicos sonidos vocales.
Sin embargo, no todos en la industria musical están en contra del autotune. Algunos argumentan que, al igual que cualquier otra herramienta de producción musical, el autotune puede ser utilizado de manera creativa y efectiva. Por ejemplo, en el R&B contemporáneo, artistas como Frank Ocean han utilizado el autotune para añadir profundidad y textura a sus grabaciones, creando paisajes sonoros únicos que no podrían lograrse con voces naturales.
De hecho, hoy en día, y a pesar de las críticas, el uso del autotune sigue siendo muy extendido. Su capacidad para corregir y transformar voces ha revolucionado la manera en que se produce y se percibe la música. La controversia sobre su uso probablemente continuará, con defensores que ven en él una herramienta de innovación y detractores que lo consideran una trampa que socava la habilidad artística.